Cartera de notas de orientación de políticas sobre la promoción del trabajo decente en la economía rural

Trabajo decente para la seguridad alimentaria y los medios de vida resilientes

Con una cifra aproximada de 795 millones de personas que padecen hambre crónica en todo el mundo y unos 2.000 millones que sufren malnutrición oculta, la inseguridad alimentaria sigue siendo uno de los problemas más acuciantes de nuestro tiempo. El Programa de Trabajo Decente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se reconoce cada vez más como una herramienta eficaz para luchar contra la pobreza y el hambre, además de ofrecer una base para un marco más justo y estable del desarrollo mundial. La inclusión de la meta 1b del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio, relativa a lograr “el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”, subrayó la centralidad del trabajo decente para erradicar la pobreza y el hambre. Las cuestiones relativas al trabajo decente ocupan un lugar destacado de la agenda para el desarrollo después de 2015 y figuran como metas del octavo objetivo de desarrollo sostenible para “promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos” y de otros objetivos de desarrollo sostenible, entre los que se incluye el segundo, relativo a la seguridad alimentaria. La iniciativa del Reto del Hambre Cero, del Secretario General de las Naciones Unidas, también ha puesto de relieve el papel fundamental desempeñado por el trabajo decente y la protección social para que todas las personas puedan acceder a una alimentación adecuada y mejoren las condiciones de trabajo y de vida de los que trabajan en la producción agrícola. La presente nota proporciona orientaciones sobre cómo las estrategias centradas en el empleo y la mano de obra contribuyen a los esfuerzos para lograr la seguridad alimentaria y unos medios de vida resilientes, poniendo especial atención en la economía rural.